Era una de mis esquinas preferida del Paseo de Gracia.
Me encantaba cada cambio de escaparate.
Todo tan poético, lúdico y elegante.
Sé que los cambios as veces son necesarios.
Y así paso con Gratacós, pero la verdad es que este tipo de cambio me da un poco de pena, no tengo nada en contra Macson, no es por el nuevo, y si por el cambio. Lo mismo me pasa cuando vuelvo a un restaurante que me encanto, pero el cocinero ha cambiado, este primero instante de tristeza y decepción.
Bueno, ahora me toca conocer su nueva dirección, seguro independiente de donde esté tendrá la misma magia de siempre, pues una firma como esta nunca pierde su ADN.
La esquina ha perdido totalmente su glamour!!! Una pena!
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